Una visión integral de la salud
Cuando pensamos en salud ¿qué ideas vienen a nuestra mente? Muchas veces inconscientemente cuando pensamos en salud, también pensamos en enfermedad, como 2 conceptos opuestos que se atraen; también podemos pensar que salud es que nuestro cuerpo esté sano o en una forma más simple, salud es “estar bien”, pero ¿qué incluye ese “estar bien”?
Luego de atravesar una pandemia tan devastadora como la que inició en el 2020, fue más sencillo evidenciar cómo otros factores entran en juego en el concepto de salud, ya que nos vimos afectados en otras áreas más allá de la salud física. El estado de aislamiento lastimó fibras muy profundas en nuestro bienestar y nos dejó una vez más, revalorando la importancia de utilizar el concepto de salud integral.
El concepto de salud es amplio y nos permite sensibilizarnos a diferentes áreas de nuestra vida, que están involucradas en ese estado de bienestar general que se busca obtener. Salud según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el estado de bienestar físico, mental y social de un individuo. Vemos como el aspecto mental y social, acompañan al estado físico, que era usualmente el concepto base con el que relacionábamos a la salud.
Tenemos así entonces que la salud integral se vuelve uno de los parámetros fundamentales del desarrollo del individuo y de la sociedad. La primera de las 3 dimensiones de este concepto, es la salud física, en esta se incluyen: el bienestar del cuerpo, el funcionamiento del organismo y el estilo de vida. Luego tenemos la salud mental, esta tiene relación con nuestro estado de ánimo, con el dominio que percibimos de nuestras emociones y nuestra capacidad de hacerle frente a las diferentes circunstancias del día a día. Y finalmente la salud social, que es un término menos conocido, pero define una dimensión indispensable de nuestra salud, se refiere a cómo interactúa el individuo con las demás personas, con las instituciones y los demás elementos que conforman a la sociedad, el acceso a la educación, a los servicios sociales o de salud, las condiciones de empleo, entre otras variables que la OMS tiene definidas.
Si entendemos como estas 3 grandes dimensiones de la salud tienen un impacto en el individuo, podemos empezar a visualizar la importancia que esta tiene en relación al desarrollo de nuestra sociedad. Sin salud no hay bienestar, es difícil acceder a una instrucción adecuada, no hay energía o motivación, no se logra tener una participación plena en la comunidad, o trabajar, lo que puede perjudicar las relaciones con el medio familiar y social, en resumen, afecta de forma directa la plenitud de vida.
Pero más allá de entender un concepto, lo importante es tratar de mejorar nuestra salud integral de forma consciente, por ejemplo: cuidando nuestros hábitos alimenticios, limitando el consumo de licor o tabaco, realizando más actividad física, desarrollando buenos hábitos de sueño, aprendiendo a priorizar nuestro estado emocional y paz, recibiendo terapia cuando se necesita, sacando el tiempo para compartir con nuestra familia y amigos cercanos, sabiendo identificar esas personas de nuestro entorno que contribuyen a nuestro bienestar, construyendo vínculos sociales, saludables y provechosos.
Y ante los aspectos del entorno, en los que cuesta más ver el impacto de forma individual, involucrémonos en nuestra comunidad y aportemos, aunque sea ese granito de arena que podemos dar. Tengamos una voz y voto, seamos personas con iniciativa y deseos de progresar. Los grandes cambios los podemos ver, luego de que una gran cantidad de acciones pequeñas se han sumado.
Autora: Daily Cerdas | Coordinadora de Salud Comunitaria | salud@mvinstitute.org
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