Reflexiones de una "pilarica" que vive en Monteverde. - Reflections of a “pilarica” that lives in Monteverde.
Artículo por Cristina Navarro, integrante de la comunidad de Monteverde.
Reflexiones de una "pilarica" que vive en Monteverde
Usted debe estar pensando “¿pilarica?”, “¿qué es eso?”. Pilaricos es como se hacen llamar a sí mismas las personas oriundas de Tres Ríos, cantón La Unión en la provincia de Cartago. ¿Por qué pilaricos? Porque la Virgen del Pilar (según la iglesia católica) es la patrona del cantón, además suena un poco más fácil de decir que “tresriense”, o como sea que se diga, bueno, el asunto es que ese gentilicio no se usa.
Vine a vivir a Monteverde en el 2007 con mi esposo y una bebé de 11 meses. Un día tuve que ir a la clínica con mi hija y varias señoras me miraban como queriendo saber quién era yo, para mi ese fue el primer “choque” cultural (aunque seamos del mismo país), porque en la Clínica de Tres Ríos simplemente nadie me hubiera notado. Días después, una mujer en Santa Elena, me saludó y me preguntó por mi hija, que si ya estaba bien de salud, y después me dijo: - Porque usted fue a la clínica por la chiquita ¿verdad? o ¿por usted?. Yo tuve un colocho mental en ese momento y pensé: ¿quién rayos es esta señora y por qué sabe que fui a la clínica?, me sentí un poco paranoica la verdad, porque sentí que me vigilaban, después recordé a las señoras que me observaron en la clínica y supuse que era una de ellas y sólo le conteste, que muy bien gracias y que si, era porque mi hija tuvo fiebre pero que ya estaba todo bien, luego nos despedimos y ya.
Nunca había notado eso, que en la ciudad uno es anónimo, a nadie le importa quién es usted o que hace, pero aquí la gente te nota, se interesa por usted y si uno no está acostumbrado a eso puede ser un poco raro al inicio pero después termina uno más bien preguntando por la salud de niños a mamás que uno ni conoce pero que las vió en la clínica. Termina uno saludando a todos los que pasan aunque uno no los conozca, sonriéndole a gente que uno ni siquiera sabe uno cómo se llaman. Termina uno conociendo a todos sus vecinos por nombre y tomando café en casa de ellos de vez en cuando. Termina uno sabiendo el parentezco del taxista con el señor que trabaja haciendo arreglos en casas y que el otro hermano de ellos fue a vivir a Cañitas, en fin termina uno sabiendo más de la cuenta de la vida de la gente, no porque yo sea chismosa, ni porque me interese saber, la información sólo llega.
En el proceso de hacerse Monteverdense, es inevitable que uno se vuelva importante para la gente para bien o para mal, de igual manera la gente se vuelve importante para uno, ya sea que lo quiera o no. Existe una familiaridad rara, pero que te lleva a sentir confianza de hablar y preguntarle a las personas, cosas tan tontas como cuando le pregunté: ¿cómo están tus pececitos?, a un muchacho que no sé cómo se llama, pero me había enseñado un estanque lindísimo con peces rojos que hizo en su jardín.
La gente en Monteverde genera lazos de familiaridad, incluso con aquellas con las que uno no se lleva tan bien o te caen mal, se vuelven como el hermano jodión, el primo petulante, pero hermano y primo al fin y al cabo.
Un día venía hablando paja con el taxista (uno de los que habitualmente llamo) y me di cuenta de algo sorprendente, me dije: ¡Wow, yo creo que tengo más confianza al hablar con este señor que con mi papá!, y es cierto, en Tres Ríos, aun con tu familia, uno no puede ser simplemente uno mismo.
Ahora más bien cuando voy a Tres Ríos ando desentonando por ahí saludando a todo el que pasa (más que todo porque se me olvida que no estoy en Monteverde), la gente reacciona rarísimo cuando uno las saluda sólo porque sí, es chistosísimo, es como un shock, algunos saludan otros aceleran el paso. Ahora cuando voy a Tres Ríos veo la basura en el piso que antes no notaba, créanlo o no, aunque en Monteverde no hay basureros públicos, Santa Elena está limpia, en cambio en Tres Ríos, hay basureros cada 100 metros y aun así hay basura por todos lados.
Monteverde tiene algo mágico que te hace añorar volver aquí, aunque todo sea muy caro, no haya mucho que hacer, no se puedan conseguir ciertas cosas acá, haya un frio del demonio y estés harto de ver siempre las mismas caras. Uno siempre vuelve porque aquí está tu familia, aunque sea medio disfuncional a veces, pero es como tu familia y el bosque se vuelve como tu casa.
Nota de la editora: Las publicaciones hechas en esta parte del blog no representan necesariamente las creencias del Instituto Monteverde. Este espacio lo abrimos para que las personas tengan un espacio para compartir. Si a usted les gustaría colaborar favor de escribir a communications@mvinstitute.org.
Articule written by Cristina Navarro, member of the Monteverde community.
Reflections of a “pilarica” that lives in Monteverde.
You might be thinking “pilarica”? What’s that?! Pilaricas are the way the people who come from Tres Ríos (Cartago, Costa Rica) call themselves. Why pilaricos? Because the Virgin of Pilar, according to the Catholic Church, is the county’s patron. Also, it is easier than saying “tresriense”, or however it is that we are supposed to call ourselves, point is, we don’t use it.
I came to live in Monteverde in 2007 with my husband and our baby who at the moment was 11 months old. One day I had to got o the clinic with my daughter and we got many stares from women who were wondering, “who is she?” This was my first “cultural shock” (even though we come from the same country), this, because in the clinic in Tres Ríos, nobody would have noticed me.
Days later, a woman in Santa Elena, greeted me and asked me about my daughter’s health and proceeded to ask me: “because you were at the clinic for your daughter, right, or was it for yourself?” I had a mental confusion at this point and was wondering: “who on earth is this lady, and why does she know I was at the clinic?” In all honesty I got a bit paranoid. I felt watched. But then I remembered the ladies who were watching me at the clinic and assumed it was one of those, and I replied: “very well, thank you. And yes, my daughter had fever but all is ok now”. Then we said goodbye and that was the end of that.
I had never experienced anything like this, in the city one is anonymous, and nobody cares who you are or what you do, but here in Monteverde, people notice, they care about you. If you are not used to this it can be a bit odd at the beginning, but after a while, you will yourself also asking about the health of the children and moms that you had never met before but that you saw at the clinic. You well end up saying “hi” to all those who pass even if you don’t know them, smiling at people even if you don’t know who they are. You get to know all of your neighbors by name and drinking coffee with them once in a while. You also end up knowing things like the fact that the taxi driver is related to the guy who fixes things in your house, and that their brother went to live to Cañitas. Basically, you find out about people’s lives, not because you are “nosey”, not even because you want to know, but because the information just happens to arrive.
In the process of becoming “Monteverdian” it’s unavoidable to become important for the people, for good or bad, and in the same way people become important to us, whether we want it or not. There is an odd type of familiarity, but it gives you confidence to talk and ask people about things. I have asked people things as silly as “how are you fishes?”, to a boy who once showed my a fish pond he had made in his garden and filled it with red fish.
The people in Monteverde bond, even with those they don’t really get along with, those become like an annoying brother or a petulant cousin, but brother and cousin after all.
One day I was having a meaningless conversation with a taxi driver (one of the ones I usually call) and I realized something surprising, I said to myself: “wow, I feel more at ease talking to this guy than with my own dad!” and it’s true. In Tres Ríos, even if it with your own family, you can’t be just yourself.
So now when I am in Tres Ríos I look a bit odd as I walk around greeting everybody (mostly because I forget that I am not in Monteverde). People react in a weird way when someone greets them “out of the blue”, it’s funny, people are in a sort of shock, some return the greeting, some walk faster. Now when I go to my hometown I notice garbage in the floor that I didn’t see before, because even though there are no public trash cans in Monteverde, Santa Elena is clean, while sin Tres Ríos there a garbage cans every 300 feet and yet, there is garbage all over.
Monteverde has something magical that makes you want to come back, even if it’s expensive, there isn’t much to do, it’s hard to get some things, it’s very cold and you are tired of always seeing the same faces. You always return because here is where your “family” is, even if it’s a bit dysfunctional, but it’s like this forest and it’s neighbors truly become your home.
Note from the editor: What we publish on this part of the Blog do not necessarily represent the Monteverde Institute's views. This space is given for people to share. If you would like to collaborate please write to communications@mvinstitute.org. Thank you.